Es aconsejable que los chicos puedan trabajar en un lugar tranquilo y confortable, donde haya pocas cosas que puedan distraer su atención. La elección del momento y del lugar físico donde se hacen los deberes es muy importante.
Desde luego que no debería estar encendido el televisor, ni video juegos, ni la computadora si no se está buscando información en ella, en cambio si al chico le gusta podría haber una música suave. Tampoco sería aconsejable que haya en el mismo ambiente otros niños jugando. Otro aspecto a tener en cuenta es que sea un lugar bien ilumninado y que la silla y mesa sean de una altura cómoda para el niño, así se evitará un cansancio corporal que atentará contra la buena concentración.
En cuanto al momento del día ideal para hacer la tarea puede ser variable y, por supuesto, debemos escuchar la preferencia y/o necesidad de cada niño y buscar que ésta armonice con las necesidades de la familia. Puede ser acordado con él el horario que se destinará a la tarea, llegando a un arreglo razonable que deberá ser respetado. Si se fija una rutina de antemano se evitarán discusiones cotidianas, generalmente al final del día cuando ya no hay ganas ni energía para ponerse a trabajar o resolver actividades.
Más allá de las estrictas tareas pedidas por la escuela sería aconsejable que se fije un tiempo diario, o al menos semanal para dedicar a la lectura. Si esto se hace con los niños desde pequeños cuando llegue el momento de comenzar a estudiar será mucho más fácil porque el niño tendrá incorporado el hábito de la lectura y sin dudas será un lector eficiente.
Aunque el chico realice las tareas de forma autónoma no está de más que la familia supervise lo realizado y que si el niño lo requiere por su edad o por sus características lo ayuden a administrar el tiempo y a planificar el orden para cumplir con las distintas actividades que deba realizar.
Las tareas escolares si bien son una obligación pueden ser vividas como un desafío, especialmente si podemos ampliar lo pedido con propuestas creativas en las que el niño pueda mostrar sus capacidades. Finalmente premiar a nuestros hijos cuando cumplen con todo lo previsto de manera satisfatoria no está nada mal, o a nosotros adultos no nos gustaría que a diario se nos felicite por hacer bien nuestro trabajo?
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